Acabamos de leer recientemente las propuestas que remite el Consejo Escolar Andaluz al estatal y a la Consejería de Educación previendo lo que pueda ocurrir en el curso 2020/21. Son doce propuestas en total. Aunque aún estamos en ese inhóspito territorio de la duda y la incertidumbre, septiembre se atisba en el horizonte y con él un curso nuevo y una ¿nueva normalidad? Sospechamos que no, que será un curso diferente y raro, digo ambas cosas. Por no perder la perspectiva temporal hemos de decir que quedan tres meses (dos de ellos de verano, también raro y diferente) que son los mismos que hace que comenzó toda esta excepcional situación.

Analizamos algunas de esas propuestas en clave de trabajadores del Sistema Educativo Público Andaluz (sí, está bien expresado; muy bien, de hecho). Y dejamos algunos interrogantes por si pueden servir para debatir, para pensar juntos, para proponer, para no ser sumisos acatadores de leyes que no tenemos ni voz ni voto. Nuestro sindicato, ya sabéis, escucha a todos y es participativo, habla aunque algunos no lo quieran escuchar.

⦁ Se habla de una exhaustiva evaluación inicial diagnóstica y de planes de refuerzo. Es muy positivo y además tiene toda la lógica del mundo, pero ¿no se convertirá esto en más papeleo y burocracia? Cuando a los docentes nos hablan de planes individualizados como lo siguiente que nos digan es que hay que meterlo en Séneca nos ponemos a temblar…

⦁ Se habla de mayor autonomía para los centros. ¡Qué bien suena la música! Desde luego el momento es ideal y sería parecernos un poquito más a aquellos sistemas educativos que parten el bacalao. ¿Seguirá siendo una quimera la autonomía pedagógica de centro?, ¿no es el momento ideal para pasar de un currículo enciclopédico y prescriptivo hasta la extenuación y cerrado a uno más abierto?

⦁ Se habla de simplificar la burocracia. Esto lo reclamamos todos los que nos dedicamos a esto y lo hacemos no porque no nos guste trabajar o no porque no tengamos interés en la gestión documental, lo hacemos porque la inversión de tiempo y esfuerzo es enorme y vemos pocos beneficios en lo que realmente importa: la clase, el aula, los chicos y chicas; o la videoconferencia, la plataforma virtual, los chicos y chicas.

⦁ Se habla de un entorno seguro. Ojo, no pensemos solo en el alumnado. También un entorno seguro para el profesorado, ¿no somos, acaso, uno de los grupos profesionales más expuesto que hay?, ¿quién de nosotros no ha dado clase entre un coro más o menos orquestado de toses y sorbidos de mocos?

⦁ Se habla de generalizar y reforzar las plataformas virtuales, mejorar las dotaciones tecnológicas de los centros e incluso de un sistema de préstamo de tablets o dispositivos. Con esto poca broma. En nuestro país solemos tener complejos acerca de nuestro sistema educativo y caemos en la creencia de que somos muy malos. Si algo nos ha dicho Pisa es que nuestro sistema educativo es uno de los más equitativos. Sería terrible perderlo por esta situación. Porque además los más débiles son los que siempre salen perdiendo y la escuela es el mejor medio para convivir todos y todas, la mejor manera de dar las mismas oportunidades a todos y todas. Por favor, cerremos cualquier brecha que se abra.

⦁ Se habla de ofrecer herramientas formativas para el profesorado. Y celebramos esta idea: hoy más que nunca, en este mundo tan cambiante y donde el conocimiento es efectivamente esférico y líquido, el profesorado ha de estar a la altura y esto exige formación, formación y más formación. Pero si nos exigimos más en este aspecto, ¿va a ser a costa de más y más horas?, ¿se van a buscar mecanismos que no supongan más sobreesfuerzos de los profesionales y que, al contrario, faciliten nuestra labor?

⦁ Por último se habla de una suficiente dotación presupuestaria. La única pregunta que se me ocurre es ¿de verdad o vuelve a ser una quimera? Ya hemos visto en países no muy lejanos y muy poco nórdicos como Portugal que cuando aumentas el porcentaje destinado del PIB a educación, esta mejora. Hágase la regla de tres.

En las próximas semanas se irán despejando incógnitas, debemos hacernos oír y luchar para que todas y cada una de estas propuestas se concreten, sin pausa, pero sin prisa, en el comienzo del curso escolar.

Finalmente nos gustaría aprovechar para agradeceros que estéis informándoos sobre cuestiones que van surgiendo en nuestro sector. Para reivindicarte, para reivindicarnos. Somos una profesión que ha de pelear su dignidad, luchando también se educa. Sabemos que hay muchas familias que han visto en estos meses lo imprescindibles que somos, la paciencia que tenemos, nuestra capacidad de adaptación, la profesionalidad de nuestro sector y el trabajo que realizamos cara a las necesidades de nuestra sociedad. Ánimo y fuerza. ¡¡DIFÚNDELO!!

LA PLATAFORMA INFORMA 16 – junio 2020